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quarta-feira, 23 de fevereiro de 2011

Corte europeia julga regras de fertilização in vitro


Corte europeia julga regras de fertilização in vitro

Coluna Aline - Spacca - SpaccaComeçam nesta quarta-feira (23/2) as audiências para que a Corte Europeia de Direitos Humanos decida, de uma vez, se proibir a doação de esperma e óvulo viola direitos do cidadão europeu. Depois dos depoimentos, os juízes da corte devem se reunir para decidir. Não há previsão, no entanto, de quando o martelo deve ser batido. A expectativa é de que a corte considere a proibição uma interferência discriminatória e indevida do Estado na vida familiar.

Meu filho da mãe 1

Quem leva o caso para ser discutido pela câmara principal de julgamentos da corte são dois casais austríacos, que têm em comum a infertilidade e enxergam na doação de esperma e óvulos a única chance de serem pais. Na Áustria, a doação de óvulos é proibida. Já a de esperma é aceita, mas desde que ele seja introduzido diretamente na mulher. Ou seja, nada de fertilização in vitro. Em abril do ano passado, uma das câmaras da corte europeia já considerou a proibição ilegítima. Agora, é a câmara principal que dá a palavra final.

Meu filho da mãe 2

A Áustria, Itália, Alemanha, Croácia, Suíça e Noruega proíbem a doação de óvulos. Todas com o objetivo de proteger a criação de um mercado de fertilidade que coloque em risco a saúde das mulheres. Na Itália, onde também é proibida a doação de esperma, a Corte Constitucional foi provocada para se manifestar sobre a lei que dita as regras da reprodução assistida no país. O julgamento ainda não tem data marcada.

quarta-feira, 16 de fevereiro de 2011

Adolescente britânica com câncer planeja o próprio funeral


Donna Shaw diz que planejar o funeral lhe dá forças, mas ainda assim, quando vai dormir, fica assustada. Foto: PA/BBC Brasil
Donna Shaw diz que planejar o funeral lhe dá forças, mas ainda assim, quando vai dormir, fica assustada
Foto: PA/BBC Brasil


Uma adolescente britânica está planejando seu próprio funeral e o que ela quer fazer nos últimos meses de vida, após descobrir que não há mais tratamento para seu câncer nos ossos.
Donna Shaw, 17 anos, foi diagnosticada em fevereiro de 2010 com Sarcoma de Ewing, uma forma rara de tumor ósseo maligno que atinge principalmente crianças e adolescentes.
Após passar por uma cirurgia que retirou 80% do tumou principal em seu braço esquerdo, ela fez um tratamento de quimioterapia, mas em janeiro deste ano recebeu a notícia de que os remédios não estavam funcionando e que o câncer havia se espalhado.
A mãe de Donna, Nikki Parker, 45 anos, disse que a filha é uma "inspiração" para todos a seu redor e já escolheu cada detalhe do funeral. "Ela escolheu tudo: as músicas, ela tem um vídeo dela que ela quer que seja exibido no funeral e as cores das flores."
"Na verdade, isso facilitou as coisas... Eu sei que parece bobagem, mas o fato de que ela está sendo tão forte ajuda", disse Donna, que pediu demissão de seu trabalho em um restaurante para cuidar da filha.
"Esses são os últimos desejos de uma menina de 17 anos e isso é o que vai acontecer quando chegar a hora."
Música e skate
A mãe da adolescente disse que quando recebeu a notícia de que o tratamento não estava funcionando, Donna "chorou, xingou e gritou e depois aceitou".
A família não sabe quanto tempo de vida a jovem tem, mas ela planeja ver um show do grupo Westlife em março e dos skatistas Torvill e Dean em abril, se estiver bem o suficiente.
Segundo Donna, planejar o funeral lhe dá forças, mas ainda assim quando vai dormir, ela fica assustada.
"Não tenho medo de morrer. Tenho medo de deixar minha família", diz ela. "É duro não saber quando (vou morrer) mas eu sou uma lutadora. Tenho uma sobrinha que vai nascer em abril, então ainda vou estar por aqui até lá."

segunda-feira, 14 de fevereiro de 2011

Entrevista. con el premio nobel James D. Watson

fonte: http://www.nacion.com/2011-02-06/AldeaGlobal/NotaPrincipal/AldeaGlobal2674121.aspx?Page=2

James D. Watson: ‘Mucha de la agonía humana se debe a errores en el ADN’

Debbie Ponchner mailto:dponchner@nacion.com12:00 a.m. 02/06/2011
No hubo necesidad de llamarlo a su habitación. Solo, y justo a la hora acordada, apareció en el lobby del josefino hotel Radisson Europa. Los huéspedes que iban y venían por allí ni se percataron que estaban en el mismo lugar donde se encontraba el codescubridor de la estructura del ADN, la molécula de la vida.

Era el primer día del mes de febrero y el segundo día de la primera visita de James Dewey Watson a nuestro país. “No había venido antes porque hasta ahora es que me invitan”, explicó el biólogo de 82 años de edad, reconocido mundialmente por su aporte a la genética moderna y su papel impulsor del Proyecto del Genoma Humano, pero también por sus pensamientos radicales, calificados por algunos como racistas, y que en el 2007 le costaron su puesto como director del Cold Spring Harbor Laboratory, en Long Island, Nueva York, donde laboró durante cuatro décadas.
Horas antes de dar su charla Una mirada al descubrimiento de la doble hélice en un auditorio repleto de la Universidad de Costa Rica –y que corrió riesgo de ser cancelada por pedido del Consejo Universitario, que se oponía al evento académico por los comentarios racistas que ha hecho el científico– el Premio Nobel de Medicina de 1962 conversó con La Nación.
Pausado y con franqueza, habló sobre el recorrido que ha hecho la ciencia desde que, en un breve reporte científico publicado en abril de 1953 en la revista Nature, él y Francis Crick plantearan una posible estructura para la molécula de la vida; la imposibilidad, hasta ahora, de curar los terribles males genéticos y su desesperación por comprender las enfermedades mentales, en especial la esquizofrenia, mal que padece Rufus, uno de sus dos hijos. “Yo, simplemente quiero que la genética de las enfermedades mentales se mueva más rápido”.
Admite que es difícil verse a sí mismo como parte de la historia, pero no duda en aceptar que su papel es de protagonista en la revolución científica que ha significado la genética moderna.
Mas la fama que lo rodea hoy no llegó de inmediato tras su publicación en Nature. Los primeros años de la genética moderna fueron un campo explorado por una masa pequeña de científicos que, con su trabajo, sentaron las bases para comprender el libro de la vida, nuestro genoma.
Mientras la mayoría del mundo ni se percataba de la revolución que estaba en proceso, en un periodo de 15 años se logró dilucidar cómo está constituido el material genético, cómo se hereda y cómo, a partir de él se generan mensajes que producen las proteínas con las que se gobierna el funcionamiento de todas las células en un organismo.
Sus hallazgos nos permiten afirmar hoy que en el interior de cada una de las células del cuerpo se encuentra nuestro genoma, constituido por una larga cadena de 3.000 millones de pares bases, los nucleótidos –adenina, citosina, timina y guanina— que forman los escalones de la doble hélice retorcida del ADN (Ácido Desoxirribonucleico). En esa gran doble hélice de bases y fosfatos se encuentran los genes, fracciones de ADN que producen proteínas, sustancias a través de las cuales se realizan todas las funciones del organismo.
“El Simposio de Cold Spring Harbor (1953), donde anuncié la estructura del ADN, tuvo una audiencia de unas 200 personas. Creo que en ese momento no había más de 1.000 personas en todo el mundo que estaban al tanto de ello”.
Para el momento del código genético (1966), la revelación de cómo de la información contenida en un gen se codifica una proteína, había más personas, pero el número no aumentó mucho, quizás se duplicó, dice Watson.
“Luego, publicamos un manual sobre clonación de genes; en dos años vendimos 100.000 copias. Así que a principios de los años 80 había 100.000 personas interesadas en clonar genes. Ahora podría calcular que hay varios millones de personas que están trabajando en cosas relacionadas al ADN.
”En esencia, el ADN ha tomado control de toda la biología. No creo que nadie rebata eso”. Solo existe controversia en una rama, dice Watson, y ella es la psicología, donde existe debate en torno a si el comportamiento humano es controlado por los genes o por el ambiente.
¿Cuál es su postura sobre eso? En la discusión de naturaleza vrs. el entorno, ¿dónde está usted?
Es una conjunción de la naturaleza y el entorno, pero algunas personas, la mayoría de izquierda, quieren echar a la borda toda la naturaleza, ellos quieren decir que es todo el entorno porque el comunismo quería que todo lo malvado proviniera de la sociedad (...) mientras que quienes tenemos un conocimiento de genética y sabemos de males genéticos, sabemos que si uno nace con fibrosis quística, esa es una vida difícil; y si nace con una enfermedad mental, de cierto modo eso es aún peor. Así que sabíamos que tenía que haber influencia genética.
Entonces, ¿es mitad y mitad?
Es más o menos mitad y mitad, pero prefiero no dar una cifra.
En lo que no existe discusión en torno al peso de la genética es en la aparición de devastadoras enfermedades que ocurren al heredar un solo gen dañado o por una mutación espontánea.
“Las enfermedades genéticas se conocían antes de que supiéramos sobre el ADN, desde inicios del siglo pasado, ciertos fallos de metabolismo, y eso llevó a la frase ‘un gen, una enfermedad’. Una vez que la clonación de genes fue posible, las personas querían aislar el gen responsable de estas enfermedades genéticas con la esperanza de que ese conocimiento pudiera dar las herramientas para curarlas. Ahora, la forma romántica de curarla era a través de terapia génica: usted reinsertaría un gen bueno y con ello curaría el mal. Pero el asunto es ¿cómo mete los genes de vuelta dentro del ser humano? Hasta ahora, esto ha resultado ser imposible”.
Justamente, la terapia génica fue una de las promesas del Proyecto del Genoma Humano que al final no pudo cumplir'
Algunos individuos prometieron terapia génica, el resto de nosotros pensamos que no iba a ocurrir, no es como que quisimos engañar a la gente, hubo algunos pocos que dijeron que la terapia génica estaba a la vuelta de la esquina, pero nunca ha sido una parte prioritaria de la biología porque nunca hemos sabido cómo hacerlo. Quizás en el futuro, pero ahora no es posible.
¿Usted cree que en el campo de la proteómica, al estudiar las proteínas que se expresan en un sistema y no solo los genes, eso pueda ser posible?
¿Puede usted curar enfermedades genéticas? ¿Fibrosis quística? La respuesta es muy difícil.
“Muchos de los genetistas lo que queremos es prevenir enfermedades, en lugar de curarlas. Como muchas son recesivas y hay que obtenerlas de los dos progenitores, si usted hiciera chequeos genéticos, que se hacen de forma muy eficaz en poblaciones judías, donde hay una serie de enfermedades genéticas comunes en los ashkenazis, las personas se hacen la prueba y solo se les permite casarse y tener hijos si las dos personas no son portadoras.
”También se podría lidiar de una forma más compleja, permitiendo que la gente se case con personas que tienen el defecto, pero luego hace una prueba genética antes de la implantación y solo permite que se implanten fetos saludables. Pero eso es complicado y caro.
”Podría ser mejor que cada persona al llegar a los 15 años se le haga una prueba y que se le haga saber y que le haga saber a los otros que es portador de esto o aquello y, quizás, debido a eso tenga que casarse con otra persona para no tener este problema. Usted encontrará que muchos de los amores adolescentes se acabarían si uno sabe que no se es compatible. Luego, puede crear óperas de cómo lidiar con eso”.
Sobre cáncer y los perdedores
Otra enfermedad que tiene un irrefutable contenido genético es el cáncer. “No es un daño en las células germinales sino en las células del cuerpo”, explica el genetista que ha dedicado la mayor parte de su vida de investigador tratando de comprender este grupo de enfermedades que se caracteriza por el crecimiento descontrolado de células anormales en el cuerpo
“Hemos pasado los últimos 40 años estableciendo las bases del cáncer, no solo en principio, pero en identificar todas las mutaciones que pueden hacer que las células se vuelvan cancerosas.
”Una vez que iniciamos ese proceso ese fue el incentivo para iniciar el Proyecto del Genoma Humano. Empezamos a hablar de ello en 1983, yo me involucré en 1986 y terminé tomando las riendas del proyecto en 1988 y 15 años después lo teníamos. El Proyecto del Genoma Humano ha tenido un éxito sin precedentes en permitirnos identificar las causas genéticas del cáncer.
”Luego algo pasó que no anticipamos, que es que el costo de secuenciar ADN ha caído mucho' de aquí a diez años, antes de que alguien sea tratado por cáncer se va a obtener una biopsia y se revisará el ADN y se verá qué es lo que está dañado y eso afectará la terapia. Eso es terapia personalizada”.
¿Cuál fue la mayor sorpresa que le trajo el Proyecto del Genoma Humano?
Probablemente la pequeña cantidad de genes. No eran 100.000, con costos son 20.000. Pero para compensar toda esta aparente simplicidad, está todo este ARN regulador, que lo hace igual de complicado.
Y también ha resultado que el ADN basura, el que no codifica genes, no es tan basura después de todo'
La mayoría de él es basura, pero parte de él no lo es. Es decir, si va a las plantas, mucho de él es realmente basura.
”Pero déjeme contarle de nueva evidencia que está relacionada a esa basura. Ahora han secuenciado un trío, que es un niño, su papá y mamá y han hallado una serie de nuevas mutaciones. La respuesta parece ser que ocurren unas 50 nuevas mutaciones. Como mucho de nuestro ADN es basura, muchas de estas mutaciones ocurren sin ninguna consecuencia. Decimos que cerca del 2% de nuestro ADN codifica, está asignado a hacer un específico aminoácido (los bloques con los que se forman las proteínas), pero usted puede hacer algunos cambios en unas proteínas que igual van a funcionar, otras son muy importantes.
”Así que todos nacemos con 50 cambios, entonces, ¿cuántos de ellos son realmente malos? Ahora, por primera vez tenemos algunos datos, empezaron a secuenciar exones (la parte del gen que codifica proteínas) de niños con retraso mental. Estos son niños cuyos padres tienen coeficientes intelectuales normales, pero ellos tienen retrasos muy severos. Secuenciaron siete y encontraron nuevas mutaciones en cinco de ellos. Así que se podría decir que la mayoría de los niños que nacen con retraso mental son el resultado de nuevas mutaciones”.
Lo mismo parece ser cierto para la esquizofrenia, un mal de gran interés para Watson pues lo vive muy de cerca: “Tengo un hijo que tiene una esquizofrenia. El está profundamente afectado, simplemente, no puede cuidar de sí mismo.
”En Johns Hopkins secuenciaron cuatro casos de esquizofrenia donde los padres eran normales y, de repente, sale uno malo, y encontraron la probable causa del cambio en cada uno de ellos.
”Lo que puede ser cierto es que todos los casos nuevos de esquizofrenia se deben a nuevas mutaciones, solo un cambio en una letra. Hay una teoría alternativa que señala que la esquizofrenia ha estado recolectando una serie de mutaciones que no hacen daño, pero que si se ponen en la correcta combinación, aparece la enfermedad.
”Me aventuraría a decir que la esquizofrenia se mueve a través de las familias, nadie quiere admitir que hay una enfermedad mental en la familia, porque si la hay, probablemente usted no querría casarse con sus hijos. Hay mucho silencio.
”¿Qué fracción de personas tiene nuevas mutaciones genéticas que lo ponen en desventaja seria en la sociedad? Probablemente sería el 5%. Los seres humanos tenemos demasiadas partes, usted nunca diseñaría un automóvil con tantas partes. Porque si usted vende Mercedes, no quisiera que el 5% de ellos fueran perdedores, pero los humanos probablemente tenemos un 5% de perdedores.
Si en cada generación el 5% van a cargar una mutación que los pone en desventaja, lo que usted llama “perdedores”, ¿cuántos son los “ganadores”?
No sabemos. Pero algunas personas resultan ser tan diferentes de cualquiera de sus padres que uno tiene que pensar que algo pasó. De repente usted tiene un niño que es un maravilloso jugador de ajedrez y ninguno de sus padres es así' él se ha convertido en un ganador. Es probablemente más fácil ubicar a un perdedor que a un ganador.
“Estoy empezando a decirle a la gente que la religión cristiana surgió para cuidar de los perdedores (se ríe). Si no, usted diría, vaya allá y muérase en la jungla, que probablemente era lo que sucedía, pero una vez que se empezaron a establecer sociedades, entonces se empezó a cuidar de los perdedores”.
Pero, cuidar de los otros es parte de la naturaleza humana ¿o no?
Sí, lo es. Sin ello no podríamos subsistir. La sociedad tiene que tener eso. Ahora hay este debate en Estados Unidos de cómo debemos distribuir la riqueza para que la gente pobre tenga acceso a servicios de salud. Una redistribución. Hay quienes dicen que eso es socialismo y yo les digo que es cristianismo. (se ríe)
¿Es usted creyente?
No, soy un seguidor de Jesús. Usted haga la diferencia. Creo que debemos cuidar de los perdedores. Tengo un perdedor, mi hijo, pero lo amo.
Pero, ¿es un hombre religioso?
No, nunca he estado en una iglesia. Lo que quiero decir es que la biología ha llegado a solidificar algo: que la causa de mucha de la agonía humana se debe a errores en la replicación del ADN, no a maldad heredada por los seres humanos.
”Es un mensaje muy importante, pero es uno que la gente no quiere oír, porque significa que no hay forma de prevenirlo. Quisieron culpar a las vacunas como la causa del autismo, si no había vacunas entonces no habría autismo' A como lo veo, siempre vamos a tener esquizofrenia, así que tenemos que encontrar fármacos para tratarla mejor”.
Eso es lo que le preguntaba entorno a la proteómica. Si se entiende cuáles son las proteínas que se expresan, quizás allí se encontraría una forma de actuar'
Es lo que yo llamo las sendas o los caminos hacia las enfermedades mentales, que es lo mismo que las sendas del cáncer. Usted tiene que hacer un análisis muy profundo y serio de la genética de las enfermedades mentales, así como se ha hecho con el cáncer en los últimos 40 años, y entonces estaremos en una mejor posición para intentar desarrollar nuevos fármacos. Pero las grandes compañías farmacéuticas algunas se han dado por vencidas en la búsqueda de nuevas drogas contra la esquizofrenia, no saben cómo seguir hacia adelante sin la ayuda de la genética.
”Yo veo que eventualmente la genética tomará las riendas de la psicología, pero creo que para eso deberán pasar cien años”.
¿No es eso mucho tiempo?
Digo 100 años, porque quizás pasen 100 años hasta que entendamos cómo funciona el cerebro y usted no puede tomar las riendas de un campo de estudio hasta que entienda cómo funciona. Hay que tener cuidado de no prometer cosas antes de saber qué se puede hacer.
Los secretos de su ADN
¿Debería todo el mundo secuenciar su código genético?
Yo diría que sí. Soy un poco extremista. Creo que a todo el mundo se le debería sacar su huella genética al nacer. Lo que significaría que todo el mundo tendría una tarjeta de identidad. La gente puede decir que eso puede ser usado de forma perversa, sabríamos quienes son todos los ciudadanos y sería más difícil hacer trampa. La mayoría de las personas, me imagino, piensan que van a necesitar hacer trampa en algún momento y no van a querer que el ADN se imponga en su camino.
Bueno, también hay algunas consideraciones sobre seguros de salud y que el acceso a cobertura no esté disponible si uno está genéticamente predispuesto a padecer algún mal'
Nosotros pasamos una ley ya que señala que no se puede discriminar basado en el ADN' puede pasar, pero, si todo el mundo estuviera identificado en un país, más violadores serían atrapados, así que supongo que habría menos violaciones. Estoy menos preocupado por las libertades individuales que por el horror de la enfermedad o la violencia.
Usted conoce su genoma, fue secuenciado en el 2007. ¿Qué fue lo que más aprendió de él?
Confirmé que no digiero muy bien la leche y descubrí que no digiero varios fármacos importantes en la medicina: los betabloqueadores y los antipsicóticos. Así que si fuera esquizofrénico y me administraran un fármaco, fácilmente me podrían matar, porque me darían una dosis normal. Así que ahora los psiquiatras están empezando a probar esto en la gente porque, por ejemplo, nuestro hijo, como heredó uno de mis genes malos, casi muere por culpa de una droga contra la esquizofrenia. Le dieron una dosis muy grande.
¿Hay algo que aprendió que hubiera preferido no saber?
Yo dije que no quería saber nada sobre la estructura de mi Alzheimer. No quería saber cuál era mi predisposición. Así que eso no se ha publicado.
¿Y usted no lo ha revisado?
No. Mi padre murió debido al cáncer de pulmón y mi mamá debido a problemas cardíacos, así que no vivieron lo suficiente para desarrollar la enfermedad, así que no sé si yo lo heredé' pero mi abuela materna tuvo Alzheimer, y no lo desarrolló hasta que estaba en sus ochentas, así que yo lo puedo llegar a tener. Si lo supiera, sería algo que me bajaría el ánimo, si supiera que me iba a dar Alzheimer yo rápidamente pondría fin a mi vida.
”Yo diría que después del cáncer, la ciencia de alguna forma, va a tener que encontrar una forma de curar el Alzheimer, porque si usted está completamente consciente que va a desarrollar Alzheimer y no hay una cura, ¿cuál es la decisión? A menos de que uno tenga una razón para querer vivir es difícil decirle a una persona que siga viviendo. Así que estamos en la búsqueda constante para darle a la gente razones para querer seguir viviendo”.
Tengo una última pregunta, y tiene que ver con Craig Venter, el científico que lideró el proyecto privado de secuenciación del genoma humano y que ahora busca crear vida sintética.
Le deseo suerte en su búsqueda por fuentes alternativas de energía, son soluciones que necesitamos' pero no quiero ser citado en cuánto a cuáles son mis pronósticos sobre sus probabilidades de éxito.
¿Cree usted que es un camino que la ciencia debe recorrer?
Creo que si Craig Venter no existiera no habría ninguna diferencia. (guarda un largo silencio) Pero lo que he dicho, de que no habría diferencia si él no existiera, es cierto para la mayoría de las personas en el mundo, incluso para mí. Si nosotros no hubiéramos descubierto la estructura del ADN, otros lo hubieran hecho.
”Volviendo a Venter, si el no hubiera existido probablemente el Proyecto del Genoma Humano no se hubiera terminado tan rápido, así que le doy el crédito, él probablemente aceleró el proceso un par de años, eso fue importante”.

domingo, 13 de fevereiro de 2011

Nicolelis: “Einstein não seria pesquisador A1 do CNPq”

Fonte: http://www.viomundo.com.br/voce-escreve/nicolelis-diz-que-sofreu-sabotagem-nos-bastidores.html

10 de janeiro de 2011 às 17:32

Nicolelis: “Einstein não seria pesquisador A1 do CNPq”

Integração entre cérebro e máquinas vai influenciar evolução
Para Nicolelis, corpo não vai mais limitar ação da mente sobre o mundo. Pesquisador também comenta os desafios impostos à ciência no País pela burocracia e desorganização

Alexandre Gonçalves, de O Estado de S. Paulo, via Plano Brasil

Miguel Nicolelis é um dos pesquisadores brasileiros de maior prestígio. Pioneiro nos estudos sobre interface cérebro-máquina, suas descobertas aparecem na lista das dez tecnologias que devem mudar o mundo, divulgada em 2001 pelo Instituto de Tecnologia de Massachusetts (MIT, na sigla em inglês). Em 2009, tornou-se o primeiro brasileiro a merecer uma capa da Science. Na quarta-feira, foi nomeado membro da Pontifícia Academia de Ciências, no Vaticano. Ao Estado, Nicolelis falou sobre o impacto da neurociência no futuro da humanidade. Criticou de forma contundente a gestão científica no País, especialmente em São Paulo. Também questionou os critérios – marcadamente políticos – que teriam norteado a escolha do ministro da Ciência e Tecnologia, Aloizio Mercadante.

Para onde a neurociência deve nos levar nos próximos anos?
No curto prazo, penso que as principais aplicações serão na medicina com novos métodos de reabilitação neurológica, para tratar condições como paralisia. No médio, chegarão as aplicações computacionais. Nossa relação com as máquinas será completamente diferente: não usaremos mais teclados, monitores, mouse… o computador convencional deixará de existir. Vamos submergir em sistemas virtuais e nos comunicaremos diretamente com eles.
No longo prazo, o corpo deixará de ser o fator limitante da nossa ação no mundo. Nossa mente poderá atuar com máquinas que estão à distância e operar dispositivos de proporções nanométricas ou gigantescas: de uma nave espacial a uma ferramenta que penetra no espaço entre duas células para corrigir um defeito. E, no longuíssimo prazo, a evolução humana vai se acelerar. Nosso cérebro roubará um pouco o controle que os genes têm hoje. Daqui a três meses, publicarei um livro em que comento estes temas.

O que você chama de curto, médio, longo e longuíssimo prazo?
Curto prazo são os próximos anos. Médio prazo, nas próximas duas décadas. Longo prazo, no próximo século. Longuíssimo prazo, alguns milhares de anos.

Como andam suas linhas de pesquisa na medicina?
Estamos avançando rapidamente no exoesqueleto (um dispositivo que dá sustentação ao corpo de uma pessoa paralisada e é capaz de mover-se obedecendo ao controle da mente). Está sendo desenvolvido na Alemanha. Para o treinamento dos pacientes, construímos salas virtuais onde pessoas paralisadas terão sua atividade cerebral registrada de forma não-invasiva por magneto-encefalógrafos. Vamos ver se elas aprendem a controlar com o pensamento os movimentos de um corpo virtual – um avatar que simula o exoesqueleto. Com uma pessoa tetraplégica será mais fácil, pois é justificável o uso de métodos invasivos como implantar os eletrodos dois milímetros e meio dentro do cérebro. As descobertas vitais já foram feitas. Nosso drama agora é engenharia e conseguir recursos para pagar um projeto que é o equivalente, na neurociência, a uma viagem à Lua.
Outra linha de pesquisa importante em medicina é Parkinson. No ano passado, publicamos um trabalho na Science. Estimulamos com eletricidade a medula espinhal de ratos com Parkinson e conseguimos reverter o congelamento motor característico da doença. Há um milhão de fibras na medula espinhal que sobem para o cérebro. Mandamos uma descarga de alta frequência que chega aos centros motores profundos do cérebro e faz com que eles saiam da sincronia absoluta característica da doença, pois estão todos disparando impulsos nervosos ao mesmo tempo, de um modo semelhante ao que ocorre em uma crise epiléptica. O sinal elétrico tem um efeito caótico que quebra a crise.
Também temos resultados preliminares em macacos obtidos aqui em Natal. Infelizmente, o Hospital Sírio-Libanês não quer continuar a parceria com nosso instituto. Por isso, procuramos outro hospital de grande porte, público ou privado, onde possamos realizar os testes clínicos, talvez já no próximo ano. Gostaria muito de marcar que a tradução dessa pesquisa para a prática clínica aconteceu aqui no Brasil, pois acredito que a Medicina brasileira é a melhor do mundo. Estou propondo uma nova teoria que vai provavelmente acabar com minha carreira (risos). Acredito que não há distinção entre doenças neurológicas e psiquiátricas: todas elas são doenças temporais, relacionadas ao tempo dos neurônios, ou seja, variantes epilépticas. A única doença do cérebro que existe realmente seria uma epilepsia. Já publicamos três trabalhos este ano com modelos de doenças ditas psiquiátricas e, em todas, encontramos uma assinatura temporal que permite classificá-las como distúrbios do tempo, epilépticos. A ideia surgiu quando vi os registros eletrofisiológicos de ratos com Parkinson e eles lembraram muito os registros de uma crise epiléptica central que conheci quando era estudante.

No médio prazo, ainda precisaremos dos nossos sentidos para dialogar com sistemas computacionais?
Em breve, vamos publicar um trabalho descrevendo o envio do sinal de uma máquina diretamente ao tecido neural de um animal, sem mediação dos sentidos: na prática, criamos um sexto sentido. Vai ser uma novidade explosiva, mas não posso dar mais detalhes, pois o artigo ainda não foi publicado. A internet como conhecemos vai desaparecer. Teremos uma verdadeira rede cerebral. A comunicação não será mediada pela linguagem, que deixará de ser o principal canal de comunicação. Para entender isso, basta pensar que toda linguagem é um comportamento motor – como mexer o braço. Esse comportamento motor também poderá ser decodificado e transmitido. Grandes empresas – como Google, Intel, Microsoft – já tem suas divisões de interface cérebro-máquina.

Quais as implicações antropológicas e sociológicas no longo prazo?
Talvez o primeiro impacto será descobrir que somos todos muito parecidos: as pretensas diferenças entre grupos de seres humanos vão se reduzir pois todos perceberão que somos iguais. Costumo dizer que será a verdadeira libertação da mente do corpo, porque será ela quem determinará nosso alcance e potencial de ação na natureza. O corpo permanecerá para manter a mente viva, mas não precisará atuar fisicamente. Nossa mente cria as ferramentas e as absorve como extensão do nosso corpo. Agora, a mente vai controlar diretamente as ferramentas. O que definimos como ser mudará drasticamente no próximo século.

De que modo a evolução poderá ser influenciada pelo cérebro?
O processo de seleção natural vai agir de uma forma muito mais rápida. Em um mundo onde as pessoas terão de atuar com a atenção dividida entre múltiplas ferramentas, os atributos evolucionais necessários para sobreviver mudam. A mente que consegue controlar vários processos de forma eficaz tem uma vantagem evolucional sobre as outras. Há uma base genética para essa facilidade. À medida que gente com essa vantagem se reproduz mais que os outros, ocorre seleção. Várias pessoas – como os biólogos evolucionistas Richard Dawkins e Stephen Jay Gould – previram que o cérebro passaria a ter um papel mais fundamental na evolução. Mas creio que estamos acelerando este papel. Os neandertais acordaram um dia e encontraram o Homo sapiens jogando bola na esquina da casa deles. Um dia, um sujeito pode acordar e se dar conta de que ele já não pertence mais à espécie dos pais. Mas estamos falando de milênios aqui.

Sua abordagem para criar uma interface cérebro-maquina foi listada pelo Instituto de Tecnologia de Massachusetts (MIT, na sigla em inglês) como uma das dez tecnologias que vão mudar o mundo. Como ela surgiu?
Nós – eu e o neurocientista John Chapin – elaboramos um experimento para contestar a doutrina neuronal dominante no século 20 – que rendeu vários prêmios Nobel. Esta teoria estabelecia o neurônio como unidade funcional do sistema nervoso. Nós provamos que a unidade funcional é uma população de células. Um neurônio isolado – que sozinho constitui, de fato, uma unidade anatômica e computacional – não consegue reunir informação suficiente para gerar comportamento, principal função do cérebro. No fim da década de 80, tivemos a ideia de ligar um cérebro de rato a um robô para mostrar que mesmo o neurônio mais fenomenal não gera movimento. Mas, quando registrávamos populações de cinquenta neurônios – mesmo escolhendo-os de forma aleatória -, o animal conseguia movimentar o braço mecânico como se fosse o seu próprio. Não esperávamos um impacto tão grande. Construímos o primeiro centro de neuroengenharia do mundo na Universidade Duke. Agora, qualquer oficina de fundo de quintal nos Estados Unidos tem um centro de neuroengenharia. Há uma explosão de iniciativas no mundo inteiro: Japão, Suíça, Brasil…

Quais os principais desafios para aprimorar essa tecnologia?
Conseguimos registrar hoje cerca de 600 neurônios. Nos próximos dois anos, vamos chegar a 60 mil graças a uma inovadora tecnologia de eletrodos tridimensionais. De qualquer forma, é um método invasivo, o que restringe seu uso. Ninguém vai inserir eletrodos no cérebro para brincar com jogos na internet. Precisamos descobrir técnicas não-invasivas, mas que tenham a mesma resolução para registrar os neurônios.

O que é “registrar neurônios”?
Colocamos eletrodos no cérebro e registramos a atividade elétrica dos neurônios. Se você colocar os dados obtidos pelos eletrodos em uma tela de computador, não vai entender nada. É como olhar um programa binário de computador. Há uma mensagem codificada ali, mas com um código que está mudando continuamente, pois o cérebro é um sistema auto-adaptativo: cada vez que você faz alguma coisa, ele muda. Precisávamos descobrir um modo de extrair a informação motora dessas salvas de eletricidade que são, na realidade, padrões espaço-temporais que variam com o tempo. De início, parecia ruído… em boa medida, porque é mesmo ruído Poisson, como costumamos chamar. Mas percebemos que, com métodos de regressão linear, conseguíamos obter a informação. A partir daí, deixamos o próprio cérebro atuar como nosso computador: ele resolvia o sistema de equações lineares e encontrava um equilíbrio ótimo que aproveitávamos para estabelecer a interface.

O que você acha da política científica brasileira?
Está ultrapassada. Principalmente, a gestão científica. Foi por isso que eu escrevi o Manifesto da Ciência Tropical (PS do Viomundo: publicado primeiro aqui mesmo, neste espaço). O mais importante nós temos: o talento humano. Mas ele é rapidamente sufocado por normas absurdas dentro das universidades. Não podemos mais fazer pesquisa de forma amadora. Devemos ter uma carreira para pesquisadores em tempo integral e oferecer um suporte administrativo profissional aos cientistas.
Visitei um dos melhores institutos de física do País, na Universidade Federal de Pernambuco (UFPE), e o pessoal não tem suporte nenhum. Se um americano do Instituto de Física da Universidade Duke visitar os pesquisadores brasileiros, não vai acreditar. Eles tomam conta do auditório, fazem os cheques e compram as coisas, porque não é permitido ter gestores científicos com formação específica para este trabalho. Nós preferimos tirar cientistas que despontaram da academia. Aqui no Brasil há a cultura de que, subindo na carreira científica, o último passo de glória é virar um administrador do Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq), do Ministério da Ciência e Tecnologia (MCT) ou da Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (Fapesp). É uma tragédia. Esses caras não tem formação para administrar nada. Nem a casa deles. Não temos quadros de gestores. A gente gasta muito dinheiro e presta muita atenção em besteira e não investe naquilo que é fundamental.

Qual é a diferença nos mecanismos de financiamento e gestão científica nos EUA e no Brasil?
O investimento privado e público americano – sem contar os gastos do Pentágono que, em parte, são sigilosos – é equiparável: cerca de US$ 250 bilhões anuais cada um (o equivalente a R$ 425 bilhões). Eles também enfrentam o problema de que as empresas privadas não costumam investir em pesquisa pura, meio de cultura de onde saem as ideias aplicadas. Contudo, o governo não investe só em universidades. Ele também coloca dinheiro em empresas e em institutos de pesquisa privados. Este é o segredo.
No Brasil, a grande maioria dos mecanismos públicos de financiamento está voltado para universidades públicas. Sendo assim, você não contrata cientistas e técnicos para um projeto, pois depende dos quadros da universidade. Mas esses quadros estão dando 300 horas de aula por semestre. Não dá para competir com um chinês que está em Berkeley pesquisando o dia inteiro e recebendo milhões de dólares para contratar quem ele quiser. Como fazer ciência sem gente?
Na realidade, os americanos não contam com pessoas mais capazes lá. O que eles têm de diferente é um número muito maior de pesquisadores, processos eficientes, gestão científica profissional – a melhor jamais inventada – e dinheiro. Nos Estados Unidos, sou visto como um pequeno empreendedor. Recebo dinheiro do governo americano e uma parcela menor de investimento privado. Tenho assim uma “padaria” que faz ciência: posso contratar o padeiro, o faxineiro e a atendente de acordo com as necessidades do projeto. Esse empreendedorismo não é permitido pelas leis brasileiras. As mesmas regras que regem o gasto de quaisquer dez mil réis que um cientista ganha do governo federal servem para controlar licitações de centenas de milhões de reais para a construção de estradas, hidrelétricas…
Achar que um cientista vai desviar dinheiro para fazer fortuna pessoal é absurdo. O processo de financiamento deve ser mais aberto, com mecanismos simples de auditoria. Além disso, deveria ser mais fácil importar insumos e, com o tempo, precisaríamos atrair empresas para produzi-los aqui. É um absurdo ver anticorpos apodrecerem no aeroporto de Guarulhos por causa da burocracia. Alguém no topo da pirâmide – o presidente da República ou o ministro da Ciência e Tecnologia – precisa dizer: “Chega. Acabou a brincadeira.”
É um desperdício gigantesco de talento e de dinheiro. A China está recuperando pesquisadores que emigraram para os EUA oferecendo condições de trabalho ainda melhores que as americanas. Milhares de brasileiros voltariam ao Brasil se tivessem melhores condições para trabalhar. Mas o sujeito vem para uma universidade federal e é obrigado a dar 300 horas de aula por semestre. Perdemos o talento. Além disso, ele conquista a estabilidade de forma quase automática. Que motivação vai ter para crescer? Há talentos, mas os processos são medievais. E o cientista brasileiro tem muito receito de bater de frente com as autoridades para reivindicar o que ele realmente precisa.

Quanto o Brasil deveria investir em ciência?
O Brasil precisa investir de 4% a 5% do seu Produto Interno Bruto (PIB) em ciência e tecnologia para encarar a China, a Índia, a Rússia, os Estados Unidos, a Coreia do Sul… esses são os jogadores com quem devemos nos equiparar. É o mesmo porcentual que já investimos em educação. É essencial realizar os dois investimentos: por um lado, para formar gente e iniciar a revolução educacional que o País precisa; por outro, para usar o potencial intelectual dessas pessoas na produção de algo para o País. Atualmente, investimos 1,3% do PIB. No Japão, é quase 4%. Isso explica muita coisa.

Você afirmou diversas vezes que a ciência precisa ser democratizada no País.
Sem dúvida. É uma atividade extremamente elitizada. Não temos a penetração popular adequada nas universidades. Quantos doutores são índios ou negros? A ciência deve ir ao encontro da sociedade brasileira. Essa foi uma das razões que me motivaram a escrever o manifesto. Até bem pouco tempo, a ciência era uma atividade da aristocracia brasileira. Há 30 ou 40 anos só a classe mais alta tinha acesso à universidade. Não precisavam de financiamento porque tinham dinheiro próprio.
Hoje, nós precisamos de cientista que joga futebol na praia de Boa Viagem. Precisamos do moleque que está na escola pública. As crianças precisam ter acesso à educação científica, à iniciação científica. O que também implica uma democratização na distribuição de oportunidades e recursos em todo o País. Estamos trabalhando com 21 crianças da periferia de Natal. Elas nem mesmo entraram no ensino médio e já estão sendo incorporadas às linhas de produção de ciência do nosso instituto. Quatro participaram de um projeto piloto em que aprenderam a usar ressonância nuclear magnética de bancada para medir o volume de óleo nas sementes do pinhão-manso do semi-árido nordestino. E classificaram as diferentes sementes de acordo com a quantidade de óleo. Duvido que exista algum técnico na Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária (Embrapa) melhor do que essas crianças.
Não precisamos mais de caciques. Precisamos de índios. Devemos investir na massificação dos talentos. Esses moleques vão decidir o que vai ser a nossa ciência. Se chega um jovem muito talentoso que quer investigar besouro, devemos responder: “Está bom, filho. Vai pesquisar besouro.” Eu não investiria em tópicos, em áreas específicas. Eu investiria primordialmente em gente. Porque se você investir em pessoas talentosas, elas encontrarão nichos em que o Brasil terá benefícios tremendos. Nós temos uma das maiores olimpíadas de matemática do mundo, o que comprova que nosso talento matemático é enorme. Mas não dá frutos porque faltam caminhos, oportunidades, veículos…
Acreditamos que devemos escolher o melhor menino. Mas e os outros cem mil que quase ganharam? Precisam de incentivo para continuar. Por isso, eu proponho o bolsa-ciência. É um bolsa-família para garoto que tem talento científico. Não precisa ser gênio. Estou fazendo isso com esses 21 meninos. Os quatro garotos do pinhão-manso recebem mais dinheiro do que o pai e a mãe: uma bolsa de R$ 520 paga por doadores privados. Precisamos investir no caos que é o sistema nervoso. Desta forma, encontraremos caminhos imprevistos, surpresas agradáveis.

Como avaliar mérito na academia?
Nós publicamos mais do que a Suíça. Mas o impacto da ciência suíça é muito maior. Basta ver o número de prêmios Nobel lá. E eles têm apenas cinco milhões de habitantes. Na academia brasileira, as recompensas dependem do que eu chamo de “índice gravitacional de publicação”: quanto mais pesado o currículo, melhor. Ou seja, o cientista precisa colecionar o maior número de publicações – sem importar tanto seu conteúdo. Não pode ser assim. O mérito tem de ser julgado pelo impacto nacional ou internacional de uma pesquisa. Não podemos dizer: quem publica mais, leva o bolo. Porque aí o sujeito começa a publicar em qualquer revista. Não é difícil. A publicação científica é um negócio como qualquer outro. Mesmo se você considerar as revistas de maior impacto. Também não adianta criar e usar um índice numérico de citações (que mede o número de citações dos artigos de um determinado cientista).
Talento não está no número de citações: é imponderável. Meu departamento na Universidade Duke nunca pediu meu índice de citação. Também nunca calculei. Quando sai do Brasil, achei que estava deixando um mundo de lordes da ciência. Fui perguntando nome por nome lá fora. Ninguém conhecia. Ninguém sabia quem era. Críamos uma bolha provinciana que deve ser estourada agora se o Brasil quer dar um salto quântico. Mas as pessoas têm receio de falar com medo de perder o financiamento. Há outras formas de medir o impacto científico: ver o que cara está fazendo e consultar a opinião de pessoas que importam no mundo, dos líderes de cada área. Sob este ponto de vista, o impacto da ciência brasileira é muito baixo. E precisamos dizer isso sem medo. Não dá para esconder o sol com a peneira.
Quando decidem criar um Instituto Nacional (de Ciência e Tecnologia), em vez de dividir o dinheiro entre 30 ou 40 pesquisadores promissores, preferem pulverizar o dinheiro entre 120 cientistas, muitos deles com propostas que não vão chegar a lugar nenhum. Cada um recebe um R$ 1 milhão, uma quantia considerável na opinião de muita gente mas que não paga nem a conta de luz de um projeto bem feito. Não podemos ter receio de selecionar os melhores. Você precisa escolher os bons jogadores, não os pernas-de-pau. Outra coisa: só o Brasil ainda admite cientista por concurso público. Cientista tem de ser admitido por mérito, por julgamento de pares, por entrevista, por compromisso, por plano de trabalho.

Como você se vê na Academia?
Sou um pária. Não tenho o menor receio de falar isso. Sou tolerado. Ninguém chega para mim de frente e fala qualquer coisa. Mas, nos bastidores, é inacreditável a sabotagem de que fomos vítimas aqui em Natal nos últimos oito anos. Mas sobrevivemos. O Brasil é uma obsessão para mim. Há muita gente que não faz e não quer que ninguém faça, pois o status quo está bem. Tenho excelentes amigos na academia do País, respeito profundamente a ciência brasileira. Sou cria de um dos fundadores da neurociência no Brasil, o professor César Timo-Iaria, e neto científico de um prêmio Nobel argentino – Bernardo Alberto Houssay.
Por isso, foi uma triste surpresa os anticorpos que senti quando eu voltei. Algumas pessoas ficaram ofendidas porque não fiz o beija-mão pedindo permissão para fazer ciência na periferia de Natal. Este ano, na avaliação dos Institutos Nacionais de Ciência e Tecnologia (INCTs), tivemos um dos melhores pareceres técnicos da área de biomedicina. E o nosso orçamento foi misteriosamente cortado em 75%. Pedi R$ 7 milhões. Recebemos R$ 1,5 milhão.
Operamos com um sexto do nosso orçamento. As pessoas têm medo de abrir a boca, porque você é engolido pelos pares. Então, eu fico imaginando um pesquisador que volta para o Brasil depois de estudar lá fora. De qualquer forma, o pessoal precisa entender que voltar para o Brasil é assumir um tipo especial de compromisso. Não é ir para Harvard, Yale… Você deve estar disposto a dar seu quinhão para o País porque ele ainda está em construção. Nem tudo vai funcionar como a gente quer. Vejo muita gente egoísta voltando para o Brasil. Os jovens precisam olhar menos para o umbigo e mais para a sociedade.

Qual é o futuro dos jovens pesquisadores no País?
Atualmente, eles têm uma dificuldade tremenda de conseguir dinheiro porque não são pesquisadores 1A do CNPq. Você precisa ser um cardeal da academia para conseguir dinheiro e sobressair. Com um físico da UFPE, cheguei à conclusão de que Albert Einstein não seria pesquisador 1A do CNPq, porque ele não preenche todos os pré-requisitos – número de orientandos de mestrado, de doutorado…
Se Einstein não poderia estar no topo, há algo errado. Minha esperança é que o futuro ministro ataque isso de frente pois, até agora, ninguém teve coragem de bater de frente com o establishment da ciência brasileira. Ninguém teve coragem de chegar lá e dizer: “Chega! Não é assim! A ciência não está devolvendo ao povo brasileiro o investimento do povo na ciência.” Os cientistas brilhantes jovens não têm acesso às benesses que os grandes cardeais – pesquisadores A1 do CNPq – têm, muitos deles sem ter feito muita coisa que valha.
Além disso, veja a situação do Conselho Nacional de Ciência e Tecnologia (CCT, que assessora o presidente da República nas decisões relacionadas à política científica). O presidente da Academia Brasileira de Ciências (ABC) – agora, um grande matemático – me perdoe, mas ele não deveria ter cadeira cativa nesse conselho. O Brasil deveria ter um conselho de gente que está fazendo ciência mundo afora. E não pessoas que ocupam cargos burocráticos em associações de classe. Deveria ser gente com impacto no mundo. E pessoas jovens com a cabeça aberta. Mas as pessoas têm muita dificuldade de quebrar esses rituais.
Para entender a que me refiro, basta participar de reuniões científicas e acompanhar a composição de uma mesa. Não há nada semelhante em lugar nenhum do mundo: perder três minutos anunciando autoridades e nomeando quem está na mesa. É coisa de cartório português da Idade Média. Cientista é um cidadão comum. Ele não tem de fazer toda essa firula para apresentar o que está fazendo. É um desperdício de energia, uma pompa completamente desnecessária. Muitas vezes, os pesquisadores jovens não podem abrir a boca diante dos cientistas mais velhos. Eu ouço isso em todo o Brasil.
No meu departamento nos Estados Unidos, sou professor titular há quase doze anos. Minha voz não vale mais que a de qualquer outro que acabou de chegar. Qualquer um pode me interpelar a qualquer momento. Qualquer um pode reclamar de qualquer coisa. Qualquer um pode fazer qualquer pergunta. E ninguém me chama de professor Nicolelis. Meu nome lá é Miguel. Por quê? Porque o cientista é algo comum na sociedade. O meu estado (a Carolina do Norte) possui uma das maiores densidades de PhD na população dos EUA. Se você se comportar como um pavão lá, vai se dar mal. Todo mundo tem pelo menos um PhD.
Aqui, precisamos colocar a molecada da periferia de Natal, de Rio Branco e de Macapá na ABC, por mérito. Às vezes, parece que existe uma igreja chamada Ciência no País. Se você não é um membro certificado, ela é impenetrável. Minhas críticas não são pessoais. Quero que o Brasil seja uma potência científica para o bem da humanidade. As pessoas precisam ver que a juventude científica brasileira está de mãos atadas. Precisamos libertar este povo. Já estou no terço final da minha carreira científica. O que me resta é ajudar essa molecada a fazer o melhor.

Você tem uma opinião bastante crítica sobre a política científica no País. Mas, na eleição, manifestou apoio publicamente à Dilma. Por quê?
Porque a outra opção era trágica. Basta olhar para o Estado de São Paulo: para a educação, a saúde e as universidades públicas. Não preciso falar mais nada. Eu adoro a USP, onde me formei. Mas a liderança que temos hoje na USP é terrível. O reitor da USP (João Grandino Rodas) é uma pessoa de pouca visão. Não chega nem perto da tradição das pessoas que passaram por aquele lugar. São Paulo acabou de perder um investimento de 150 milhões de francos suíços (cerca de R$ 270 milhões) porque o reitor da USP não tinha tempo para receber a delegação de mais alto nível já enviada pelo governo suíço ao Brasil. Mandaram o pró-reitor de pesquisa da universidade (Marco Antônio Zago) fazer uma apresentação para eles. Ninguém agradeceu a visita. Manifestei oficialmente ao professor Zago minha indignação como ex-aluno da USP.
Um dos integrantes da delegação suíça doou um super-computador de US$ 20 milhões de dólares (cerca de R$ 34 milhões) para nosso instituto em Natal. Chegou na semana passada e será um dos mais velozes do Brasil. Não pagamos um centavo. Não há mais espaço para provincianismo na ciência mundial. Nas reuniões que eu presenciei com comitês e comissões de outros países, a tônica da Fapesp sempre foi assim: “Fora de São Paulo não existe ciência que valha a pena investir”. Esse tipo de coisa é muito mal visto pelos estrangeiros. Não há mais lugar para regionalismo, preconceito… É ótimo para São Paulo ser responsável por 70% da produção científica do País, mas é muito ruim para o País, que precisa democratizar o acesso à ciência. Não adianta dizer em reuniões com emissários internacionais que São Paulo tem uma “relação amistosa” com o Brasil, este outro País fora das fronteiras do Estado. Este bairrismo não ajuda em nada.
A Fapesp é uma jóia, um ícone nacional, reconhecida no mundo inteiro. Mas isso não quer dizer que as últimas administrações foram boas. Temos de ser críticos. Esta última administração, em especial, foi muito ruim. A Fapesp está perdendo importância. Veja só: a Science (no artigo publicado há algumas semanas sobre a ciência no Brasil) não dedicou uma linha à Fapesp. Que surpresas você vê saindo da ciência de São Paulo? Acho que a matéria da Science foi uma boa chamada para acordar, para sair dos louros, descer do salto alto e ver o que podemos fazer com os R$ 500 milhões anuais da Fapesp. Ah, se eu tivesse um orçamento assim! Temos muito menos e posso dizer para o diretor-científico da Fapesp (Carlos Henrique de Brito Cruz) que nós saímos na Science. E ele tem condição de investir nos melhores centros de pesquisa do País.

Como você avalia o governo Lula?
Apoiei e apoio incondicionalmente o presidente Lula porque vivemos hoje o melhor momento da história do País. A proposta global de inclusão do governo Lula – e espero que será a mesma com a Dilma – é aquela que eu acredito. Contudo, os detalhes devem ser corrigidos. Admiro profundamente o ministro da Ciência e Tecnologia, Sérgio Rezende. Tivemos grandes avanços como a criação dos INCTs e dos fundos setoriais. Mas o ministro não enfrentou a estrutura.
Talvez não pudesse… por não ter condições práticas ou por fazer parte dela, por ter crescido nela. Em oito anos, nunca fui chamado para dar uma opinião no MCT ou para apresentar os resultados do projeto de Natal. Sei que outros cientistas, melhores do que eu, também não foram chamados. É curioso. Mas fui chamado pelo Ministério da Educação. O ministro (Fernando Haddad) é o melhor já tivemos na história da República. Ele criou a infraestrutura que será lembrada daqui a 50 anos como a reviravolta da educação brasileira. Com o Haddad eu consigo conversar e nossa parceria está dando resultados.

O que você achou da escolha de Aloizio Mercadante para o MCT?
Estou curioso para saber qual é o currículo dele para gestão científica. Fiquei surpreso com a indicação, mas não o conheço. Não tenho a mínima ideia do seu grau de competência. Mas não fica bem para a ciência brasileira – um ministério tão importante – virar prêmio de consolação para quem perdeu a eleição. Não é uma boa mensagem. Mas talvez seja bom que o futuro ministro não seja um cientista de bancada, alguém ligado à comunidade científica. Assim, se ele tiver determinação política, poderá quebrar os vícios.
O primeiro ministro da Ciência e Tecnologia (Renato Archer, que permaneceu no cargo de 1985 a 1987) não era cientista e foi talvez um dos melhores gestores que já tivemos. Ele tinha consciência de que seu ministério era estratégico. O MCT estabelece parcerias e tem impacto na ação de outros ministérios: Educação, Saúde, Indústria e Comércio, Relações Exteriores, Agricultura, Meio Ambiente… Hoje, boa parte do orçamento do ministério não é nem executado. As agências de financiamento não têm uma rotina de chamadas. Não podemos continuar como está.

quarta-feira, 2 de fevereiro de 2011